miércoles, 30 de noviembre de 2011

De un tiempo a esta parte


De un tiempo a esta parte he dejado de escribir en este blog sin siquiera despedirme. He navegado por otros mares del extenso océano de la red, y he conocido nuevas tierras, donde otros seres como yo, curiosos de la fisioterapia, se entregaban a divulgar y discutir sobre esta materia.

De un tiempo a esta parte he vuelto a frecuentar algunos cursos de postgrado, y he vuelto a compartir momentos e inquietudes con gente joven de esta profesión, recién llegados influenciados por unos o por otros, y con ansias de conocer, de descubrir, y sobre todo de comprender.

De un tiempo a esta parte se habla cada vez más de fisioterapia basada en la evidencia (EBF), y cada vez menos de fisioterapia basada en la clínica.

En medicina, antes de que se permita la prescripción de un fármaco (drugs en inglés), éste tiene que pasar por varias fases de investigación. El objetivo es que sólo se utilicen aquellos que han demostrado su eficacia, y que sólo se empleen en las patologías para las que están indicados.

En fisioterapia, antes de que se permita la utilización de una técnica, ésta tiene que pasar por varias fases de investigación. El objetivo es que sólo se utilicen aquellas que han demostrado su eficacia, y que sólo se empleen en las patologías para las que están indicadas.

De un tiempo a esta parte...

El párrafo anterior no es más que una utopía. En fisioterapia no ocurre esto. Se utilizan técnicas que no han demostrado su eficacia, y se emplean en patologías para las que no están indicadas (ni contraindicadas).

La fisioterapia es una ciencia joven, y está llena de lagunas, de campos por explorar y por investigar. Si en nuestro trabajo sólo nos basáramos en aquello que ha demostrado (científicamente) dar resultados, nos quedaríamos casi huérfanos de herramientas. Por eso, en fisioterapia también nos basamos en la evidencia clínica.

La evidencia clínica tiene algún peligro. ¿Cómo se transmite? Boca a boca, en cursos de formación, en congresos, incluso en cualquier charla o tertulia entre colegas, o en relaciones tipo maestro-aprendiz. ¿Quién la transmite? Cualquier fisioterapeuta. ¿Nos podemos fiar de lo que transmite cualquier fisioterapeuta? Obviamente no. Y no porque nos pueda contar una batallita, sino porque muchas veces su realidad es errónea, lo que cree que ha ocurrido durante su experiencia clínica, pudo no haber ocurrido exactamente como piensa.

Y entonces, ¿qué hacemos? ¿Desechamos la evidencia clínica?

Dado el carácter experimental de la fisioterapia creo que sería un gran error prescindir de la evidencia clínica. Desecharla supone crecer mucho más despacio. Para llegar antes y más lejos, ambas evidencias tienen que cabalgar juntas, mano a mano. Eso sí, debemos avanzar en las fases de la investigación y poco a poco convertir esa evidencia clínica en evidencia científica.

Eso lleva tiempo. ¿Y mientras tanto?

Cautela.

De un tiempo a esta parte...

Pintura, de Elías Bertolín Azze


sábado, 15 de enero de 2011

Frecuencia del uso de PEDro... ¿y en España?



¿Por qué llora Heidi?
Este año no aparecemos en el top ten (como el año pasado).
Os presento las estadísticas del porcentaje de uso de PEDro en el pasado 2010.
No busquéis Spain.


16% Australia
16% USA
10% Brazil
6% Netherlands
5% Italy
4% Portugal
4% United Kingdom
3% Germany
3% Canada
3% Switzerland
3% Japan
3% New Zealand
2% Sweden
2% Belgium
2% France
1% Austria
1% Denmark
16% Otros




Merci à Pierre Trudelle pour l'idée, une fois de plus


jueves, 13 de enero de 2011

La manipulación de la fascia

Hace tiempo un monitor de prácticas de osteopatía me aconsejó hacer un curso sobre manipulación de la fascia, una técnica que enseñaban en España unos italianos. Pregunté a otros compañeros, profesores, pero nadie sabía qué era, nadie me podía contar mucho sobre de qué iba aquello. Busqué por internet y encontré información en italiano, medianamente comprensible, con bibliografía publicada en inglés... pero nada que me clarificara exactamente en qué consistía la técnica, el concepto de trabajo. Finalmente, a falta de otras formaciones interesantes en las cercanías, y por confianza en ese profesor, me apunté al curso.

Hoy día creo que ha sido una de las decisiones más acertadas de mi vida profesional.

Curioseando por internet, sigo habitualmente la información que surge sobre esta técnica, pues realmente me interesa. La recomiendo a todo el mundo, porque igual que a mí me ha ayudado, espero que lo haga a los demás. Pero veo que la situación sigue casi casi igual, el desconocimiento continúa. Ahora la información es algo más cercana, pues hay un blog en español en el que periódicamente cuelgan cosas, sobre todo artículos cuyo entendimiento a veces se me escapa (¡¡colgad más casos prácticos!!). Sin embargo, en los foros, entre los compañeros de a pie, continúan las mismas preguntas sobre en qué narices consiste eso de manipulación de la fascia. La gente demanda una información más sencilla, no tan técnica como la que suelen dar, sobre el curso.

Por eso esta entrada. Pretendo compartir con vosotros mi punto de vista sobre la manipulación de la fascia, sin entrar en detalles farragosos ni complicados.

La manipulación de la fascia es una técnica que se puede aplicar en lesiones del aparato locomotor, cuando el paciente tiene dolores, rigidez, limitación de la movilidad... Estos síntomas son debidos a la falta de movilidad normal en la fascia, es decir, a fijaciones de la misma, causadas por cambios histológicos en su estructura, provocados por esfuerzos, posturas mantenidas, gestos repetitivos... vamos, nuestro día a día.

Dado que el tejido fascial es el único del cuerpo que podemos afirmar que está en contacto con todas las estructuras del mismo, una falta de movilidad de este tejido puede afectar a la parte muscular, ósea, articular, sistema circulatorio, componente neurológico, vísceras, piel... De esta manera, una alteración o falta de movilidad de la fascia puede influir en todos estos sistemas... y su normalización también, claro.

Pero vayamos al grano. ¿Cómo trabajamos sobre la fascia? Primero hay que buscar esos puntos de fijación, que en todas las personas suelen estar ubicados en zonas concretas, ya que todos tenemos el mismo número de brazos, los mismos patrones de movimiento, los mismos músculos, huesos y demás (hablamos a grosso modo). Por tanto, una vez conocidas esas zonas concretas debemos palparlas y valorar si existe o no alteración. Para que este proceso sea rápido, realizamos primero una anamnesis del paciente, lugares con dolor, rigidez, limitación, y después una valoración motora. Esto nos permite reducir la zona a palpar y ganar tiempo.

Tras la palpación, y después de haber anotado todo en una ficha de trabajo, llega el proceso de razonamiento y la decisión de las zonas a tratar. Para ello nos valimos de planos de movimiento, localizaciones, cronología, experiencia propia, y el resto de hallazgos clínicos.
El tratamiento es sencillo, una fricción profunda del punto, generalmente con el codo, pero sólo llegaremos a conseguir resultados si nuestro análisis ha sido correcto.

Después del tratamiento, valoramos otra vez la movilidad, rigidez, dolor, y decidimos por qué camino continuar. Unos tres puntos por sesión son suficientes, unos 12 minutos de trabajo... más todo el proceso previo de diagnóstico, claro.

Rápida y eficaz, en muchos casos incluso sorprendente, una técnica realmente muy recomendable, al menos desde mi punto de vista.

 
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