jueves, 18 de noviembre de 2010

Reflexiones basadas en mi evidencia

The Doctor (1891). Sir Samuel Luke Fildes


Está de moda, y con buen criterio, eso de Fisioterapia Basada en la Evidencia (PEB).

Se presume ampliamente de que esta o aquella técnica está basada en la evidencia. Los cursos, los métodos de tratamiento, se cuelgan rápidamente este apellido. Los profesores nos hablan de artículos con los que pretenden justificar sus doctrinas. En los corrillos de colegas se discute y se cierran bocas cuando uno es capaz de aportar referencias... y otro no.

Claro que ¿toda la evidencia es igual de robusta? ¿Es suficiente encontrar uno o dos artículos para afirmar que algo es (o no) así? ¿Existe el fraude en la bibliografía científica o todo lo que se publica es dogma... al menos hasta que se demuestre lo contrario? ¿Debemos desechar todo lo que no ha pasado por el filtro de la ciencia?

1ª  reflexión:
No hay evidencia científica de que la magnetoterapia "funcione", al menos no hay estudios rigurosos que justifiquen su utilización. Hasta donde yo sé, todo lo escrito sobre este tema no cumple un mínimo de los requisitos de las publicaciones científicas.

Sin embargo, si yo ahora mismo quiero justificar esta terapia podré conseguir algunas citas de estudios publicados en revistas no indexiadas o con muy poco o nada de rigor científico. Eso quedaría bien en la presentación de un curso, en una charla, o en la VENTA CAMUFLADA DE UNA MÁQUINA, y "colaría" ante la gran mayoría de los asistentes, que realmente creerían que la magnetoterapia cuenta con cierta evidencia, pues "aquí tengo yo una serie de articulillos que lo constatan y tal y tal...".

2ª  reflexión:
Antes del verano estuve en un curso de Fisioterapia que llevaba el aristocrático apellido de "basado en la evidencia". Durante el mismo se nos presentaron varios estudios para justificar las técnicas empleadas, las decisiones a tomar, los resultados previstos. Obviamente no me los leí todos enteritos, y además mi criterio y capacidad de crítica científica es limitada, pero aparentemente contaban con rigor científico. Los compañeros estábamos encantados ante tal despliegue.

Sin embargo, salvo uno de ellos que presentaba una muestra ciertamente amplia, el resto apenas contaba con 15-20 sujetos a estudio. Claro que se trata de una evidencia científica, pero no me negarán que puede considerarse una evidencia un poco pobre.

3ª  reflexión:
Todos sabemos que hoy en día el hecho de aparecer como firmante en un artículo de una revista es un mérito que nos ayuda a ganar prestigio internacional o a ascender en la carrera universitaria. En ciertos ámbitos existe verdadera necesidad de publicar. Como no somos muy dados a pensar mal de nuestros propios compañeros, podemos dar por sentado que la gran mayoría de la producción científica está generada por colegas honrados, pero es relativamente frecuente el descubrimiento de fraudes de mayor o menor gravedad. Todo esto lo explica bastante mejor que yo Ángel (asturiano en el exilio) aquí y aquí, y os aconsejo visitar su blog para leer sobre este tema. Pero hablemos de dos o tres detalles que llevan dando vueltas en mi cabeza una buena temporada.

Últimamente me ha llamado poderosamente la atención encontrar artículos sobre un mismo tema que cuentan con los mismos firmantes, en distinto orden. ¿Se trata de autorías ficticias, de publicaciones reiteradas en distintas revistas, de estudios fragmentados? O sencillamente son compañeros muy prolíferos, lo cual es de agradecer, o grandes expertos en la materia concreta, que son consultados o que revisan las investigaciones.

4ª  reflexión:
Los titulares de los artículos no siempre son suficientes para afirmar algo. Es necesario leer y conocer más a fondo lo escrito para poder valorar realmente el fondo de la investigación. Muchas veces, y yo el primero, damos por hecho algo tras leer un simple abstract, o lo que es peor, un título.

5ª  reflexión:
Los estudios piloto cada vez son más frecuentes. Se trata de investigaciones con muestras muy pequeñas, que se llevan a las revistas o a los congresos como paso previo a un posterior trabajo que se continuará más adelante... y que desafortunadamente en muchas ocasiones no llega a finalizarse... o ni siquiera a empezarse. Regresando a la 3ª reflexión, quiero volver a señalar la necesidad de publicar que reina en muchos ambientes. Y obviamente es más sencillo un estudio con pocos sujetos que otro con un número mayor. Hay auténticos especialistas en publicar o llevar a congresos este tipo de trabajos, uno tras otro, pero que cuentan en su haber con muy pocas investigaciones relevantes en cuanto a tamaño de la muestra. Hay también quienes modifican el título, el orden de autores, y el enfoque de UN MISMO ESTUDIO y lo envían a distintas editoriales.


4 comentarios:

  1. No se puede tener más razón.

    Fíjate que hace años quise buscar algo sobre magnetoterapia, antes de que mi jefe comprara un aparato (es de gasto fácil, o lo era cuando no tenía que rendir cuentas ante el ministerio), y no hubo manera.

    El único comentario que encontré, fue en un libro de electroterapia (ahora no recuerdo, te lo citaré desde casa) que decía que comprobando con un gaussimetro las dosis que en teoría aplicaba el aparato, no coincidían casi nunca, así que ante la duda de la dosificación que realmente le llega al paciente, yo paso de ponerlo. Dime tiquis-miquis...

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  2. Muchas veces nos limitamos a entretener a los pacientes mientras la naturaleza sigue su curso.
    Después de 20 sesiones de una terapia lo que estamos seguros es de que ha pasado un mes.

    Sin embargo tenemos el efecto Dodó (en Alicia en el país de las maravillas un pájaro dodó organiza una carrera en la que todos tienen premio pero nadie gana) Todas las terapias son más efectivas que no hacer nada, pero ninguna gana sobre otra.

    Y por otro lado tenemos el efecto Alianza:
    Si tienes que evaluar dos terapias siempre, incluso inconscientemente, ante los mismos datos o la misma información tenderás a valorar positivamente aquella que te es más afín. (Afín: has hecho un un curso de 3 años de duración y te has gastado más de 1000 euros en formarte).

    Por otro lado está la citación a ciegas para demostrar cualquier cosa que quieras. Es famoso el caso de un artículo citado cientos de veces pero que nunca existió, solo aparecía en la bibliografía de un gran trabajo de un científico quejándose por la falta de rigor de los demás (y con gran sentido del humor).
    Para colmo tenemos el caso del artículo escrito por un ordenador eligiendo párrafos y gráficos de forma aleatoria de entre una muestra de artículos sobre el mismo tema y que fué publicado en 4 de las 5 revistas a las que se envió. Timos, fraudes...

    Si las farmaceúticas tienen sus tejemanejes y se juegan su prestigio, ¿qué no tendrán quienes venden una terapia concreta y se ganan la vida con ella?

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  3. Hasta para vender yogures recurren a "estudios científicamente "aprobados". o "clínicamente evaluados". Hasta los cambios sutiles en las palabras dan la cara: mienten.

    Por otro lado ya no se hace nueva cocina sino I+D+i culinaria. Se nos vende que en tal o cual sitio hacen innovación e investigación y es una patraña.

    Hay muy malos usos de la ciencia. Y mucha gente falseando datos, multiplicando por 10 su tamaño muestral y cosas peores...

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  4. Que gran entrada!!!...Me parece genial, tanto la buena crítica que haces, como los enlaces que aportas.

    Totalmente de acuerdo con Sam y también me ha pasado igual que a Carlos, que buscas información y a veces solo encuentras estudios publicados precisamente en la web que anuncia los cursos o los aparatos.

    Un abrazo y felicidades por esta entrada!!

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